El partido fue vibrante, empezó con la desafortunada lesión de Tiago, después se empezó a ver dos planteamientos muy distintos: a la Juventus de Ranieri le da igual quien sea el rival y cual sea el escenario; siempre juega igual, defensa muy adelantada, presión y a esperar la inspiración de sus delanteros, en frente estaba el rey de la táctica, Mourinho, buen análisis el del portugues que a sabiendas del planteamiento que utilizaría el equipo de Turín optó por jugar un fútbol no demasiado vistoso pero efectivo: pelotazo a buscar a sus dos potentes delanteros: Ibrhimovic y Adriano.
El partido fue duro (Materazzi repartió todo lo que pudo y más), no tuvo juego elaborado y, pese a los esfuerzos ofensivos de la Juventus (que no fueron pocos), el Inter, con más ocasiones, aprovechó un error de la zaga rival y tras un pase de Ibrahimovic, Muntari hizo el único y definitivo gol del partido.
Resumiendo, fútbol en estado puro eso sí, italiano a la antigua pero al fin y al cabo un gran partido.
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